Nada más entrar en el mundo de la restauración, Miguel Gutiérrez vio el potencial que las máquinas recreativas tenían en los bares y la rentabilidad que se podía obtener con la gestión adecuada. El principio fue disponer de máquinas recreativas de la época, como las cataratas, las máquinas pinball y las primeras versiones de juegos; también empezó a potenciar la venta de boletos con premio.

Más adelante la empresa se introduce también en otro segmento del entretenimiento en baresy gestiona la instalación de billares y máquinas de dardos. Además se empiezan a organizar campeonatos de estas modalidades con campañas de publicidad en medios de comunicación, lo que e proporciona un auge en la venta y distribución de estas máquinas.

Inmediatamente las empresas recreativas irrumpen con fuerza en la distribución de máquinas tragaperras lo que le da un vuelco radical a la facturación.